CANCIONES DIRIGIDAS PARA EL PERÚ

En esta imagen, dos grandes del criollismo: Arturo "Zambo" Cavero y el maestro Arturo Avilés (con la guitarra).
Foto: Miguel Bellido/Archivo del Comercio.

Un 28 de julio de 1821, hace 191 años, nuestro país proclamó su independencia política del yugo español. 300 años de valiosos aportes, pero mucho más de opresión. Y aunque aún tenemos graves problemas, por ahora  no-solucionables, podemos decir que son problemas internos y que podemos manejarlos, gradualmente, de mejor manera. Hemos pasado muchos problemas, muchos avances y grandes retrocesos. Pero en los últimos años, hemos entendido, que la línea a seguir no está en retroceder y repetir momentos aciagos, de caos y martirios internos. Sino más bien, de continuar mejorando, como ya lo estamos haciendo. De a poco, pero cambiando hacia algo mejor.

Hay mucho por hacer, eso lo sabemos; pero con la esperanza de que estamos aprendiendo a ser mejores, podemos decir a los cuatro vientos que estamos orgullosos de ser peruanos. Y en un afán humanista, también orgullosos de ser del mundo. 

¡Trabajemos en casa, persiguiendo así un objetivo a nivel mundial!.

Es por ello, que por ahora es suficiente decir: ¡VIVA ESTE MUNDO DONDE SE ENCLAVA NUESTRA HISTORIA, NUESTRAS COSTUMBRES, NUESTRAS VIVENCIAS, NUESTROS DOLORES, NUESTROS GRAVES Y RECORDADOS VAIVENES... Y CON TODO ESTO, FASCINADO POR UN AMOR PROPIO, PODER DECIR :

¡VIVA EL PERÚ, POR SIEMPRE!

A continuación se presenta tres canciones, que expresan el sentir de ser peruanos, conmovedoras las letras y las melodías. Y como no, el aporte de voz de uno de los grandes de la música criolla, el recordado ARTURO "ZAMBO" CAVERO, al lado de otro grande del criollismo peruano, el maestro OSCAR AVILES.

Escuchémoslos: 

• Y se llama Perú

• Esta es mi tierra:

• Contigo Perú:

Luego de escuchar estas hermosas y conmovedoras canciones, se espera que también compartan la línea de sentimiento, hacia nuestra patria; eso sí, sin extremos, sin nacionalismos perturbados, sin la odiosa xenofobia. Sino más bien, como un amor sobrecargado, al lugar que nos vio nacer. Sin actuar en desmedro de los que también nos acompañan en este curioso mundo, llamado TIERRA.

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