Es un problema que nos afectará de alguna manera a todos, por nuestro descuido, como especie humana. Es ciertamente preocupante una situación como ésta; y “pagar” las consecuencias por causa de otros, será nuestro desenlace.
La naturaleza tiene su propio sistema y velocidad de limpieza, donde gradualmente se “reciclan” los desechos que ella misma produce. Pero el hombre ha desequilibrado ese proceso; y con ello, no solo afectó nuestra propia especie, sino que involucró -sin darse cuenta y otras veces con premeditación-, a todos los demás seres, que conviven con nosotros en este desconcertado tercer planeta. Y tal vez ello sea lo más preocupante: Tantas especies involucradas por un despropósito nuestro.
A nuestro parecer, por lo que hasta ahora se evidencia, el hombre se ha convertido en un error y por qué no en un horror de la naturaleza, un elemento dañino para nuestro ambiente. La especie humana actuó de una forma similar, a la de un ser inconciente, que solo busca el disfrute y los placeres que brinda el consumo irresponsable, basado en la supuesta modernidad. Creyéndose la cúspide del desarrollo evolutivo, se ha autoproclamado como el todopoderoso y dueño del mundo, capaz de realizar lo que le plazca. Se olvidó que estamos aquí, no para destruir, sino más bien para consumir responsablemente lo que se nos brinda.
No obstante, y como siempre hay excepciones, tenemos la fe que sí podremos paliar esta terrible situación en la que nos vemos involucrados. Tenemos la fe, que en algún momento, sino ya, actuaremos de manera responsable, no siendo egoístas con nuestros descendientes, que tienen igual derecho que nosotros a recibir un mundo adecuado.
Comencemos a trabajar entonces, desde el lugar en el que nos encontremos, en función de este grna objetivo. Aprendamos a reciclar y a utilizar de manera justa y necesaria lo que la naturaleza pueda brindarnos. Renovemos lo que retiramos de nuestra amazonía o de los ingentes bosques.
Por otro lado, revisemos como Estados, el destino de nuestros gastos. Estamos seguros que si la desconfianza entre naciones, no sería el primer punto a considerar, en la agenda de gobierno, nuestro mundo sería mucho mejor. ¡Si deseamos renovar el mundo exterior, debemos cambiar también nuestro mundo interior!.
En consecuencia, hay mucho trabajo por realizar, brindemos cada uno de nosotros un grano de arena en esta labor, revisemos nuestras acciones y observemos en qué podemos aportar. No les entreguemos a nuestros descendientes un mundo derruido, sino más bien un mundo en mejoría y de proyección al camino afable de un mundo concorde con la naturaleza. Y no olvidemos, que no hay mejor ley para estudiar y seguir, que las propias leyes de NUESTRA QUERIDA MADRE NATURALEZA
NRMQ
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